No es lo mismo vivir un conflicto a
miles de kilómetros que estando a unos cientos como estoy. No es que me suscite
miedo ni temor pero ciertamente no es lo mismo. Por eso he intentado conocer un
poco más, profundizar en las causas porque el exceso de información o la
ausencia de la misma impiden ver con claridad. Ya alguien dijo que no es fácil
pescar en aguas revueltas. Y en Malí las aguas están revueltas desde hace más
tiempo de lo que nos creemos.
Ciertamente, la “ayuda” francesa
para evitar que Malí caiga en las garras del islamismo fundamentalista es una
media verdad que supongo que la mayoría de lectores de Antena han descubierto
desde hace algún tiempo.
Es sospechosa la unanimidad
internacional, la ausencia de voces discordantes y, lo que me parece más
escandaloso, la ausencia de imágenes. Estamos ante una guerra “aséptica”, sin
sangre, sin gritos, sin dolor. La guerra en Malí es un paradigma del continente
africano en el concierto internacional. Su dolor es silenciado y, de esta
forma, inexistente. Porque “ojos que no ven, corazón que no siente”.
A estas alturas, nadie se cree
tampoco que Francia no tenga otra cosa que hacer que ponerse a hacer la guerra
y que el contingente africano de la CEDEAO ya le gustaría dedicarse a otra
cosa, en vez de irse a Malí a pelear en un lugar donde no saben muy bien porqué
tienen que ir. No están los tiempos para ingenuidades y, la situación en Malí,
no se resuelve tan poco diciendo: “Ay, tendrían que haberse sentado a negociar y
ponerse de acuerdo”. No son tan imbéciles los gobernantes, leches.
Así que intentaré coger un poco de
carrerilla para comprender la realidad. Espero que en este pequeño safari, los
nombres extraños y las siglas imposibles no te desanimen. Hay que pasar por
ello para poder conocer. Ya lo dijo Ernesto Cardenal, “hoy en día el
conocimiento científico de la realidad es imprescindible para el profeta” (creo
que lo dijo en un libro titulado “Cántico Cósmico”). Así que allá voy, “a
conocer científicamente la realidad”.
El pueblo amazigh.
El Malí está poblado por dos tipos
de grupos humanos muy distintos: uno es nómada y otro es sedentario. No es que
uno sea de izquierdas y otro de derechas. No es que unos sean blancos y otros
negros. No es que unos sean nacionalistas y otros centralistas. No. Son
diferencias culturales mucho más significativas.
El norte está poblado, en su gran
mayoría, por las culturas arabo-bereberes; y el sur, por las culturas
subsaharianas. Ciertamente, esto es un reduccionismo que nos sirve para
entendernos y comprender la realidad. ¡No quiere decir que todos necesariamente
todos sean nómadas en el norte!
Los bereberes son un conjunto de
etnias autóctonas de África del norte. Sí, autóctonas. Autóctonas quiere decir
que tienen un currículo que no es para envidiar. Han padecido la conquista
romana, la cristianización, la invasión vándala, la conquista árabe y la
conversión al Islam. Ahí es nada. Sí, cada uno de ellos ha dejado cosas
maravillosas pero también es cierto que todas estas maravillas han sido
“ofrecidas” a través la fuerza, la opresión y la violencia. La historia
historia es, nos modela y nos configura, no podemos evadirnos de ella ni
cambiarla pero podemos interpretarla y su interpretación hará de nosotros
personas inteligentes o personas resignadas. A cada uno la elección.
En lengua berbere, se llama
“amazigh” a la persona berbere. De hecho, desde mediados del siglo XX hay una
corriente de pensamiento (una “marea” se diría hoy) que propugna el
reconocimiento internacional del pueblo “amazigh” como una entidad cultural
propia. Pero aún están muy lejos de conseguir lo que consiguió la Autoridad
Palestina en las Naciones Unidas. Puede que con el tiempo…
Los “imazighen” (en plural, por
favor) son, por lo tanto, un mosaico de pueblos presentes en el Sahel y que se
extienden desde Marruecos hasta Egipto. De todos estos pueblos, los más
numerosos son los tuaregs que están presentes en el nordeste de Malí, en el sur
y sureste de Argelia, en una gran parte del Níger y en menor medida en Libia y Burkina
Faso. En total, son alrededor de un millón y medio y más de la mitad vive en
Malí.
Pero los tuaregs no han comenzado
hoy su lucha en Malí.
El Azawad.
Tampoco me voy a meter a hacer un
tratado de historia pero al menos citar las sublevaciones más conocidas para
que todos caigamos en la cuenta que esta historia viene de atrás y que tiene
más raíces que “el freno al islamismo radical”.
La primera, de la que tenemos
noticia, fue la “revuelta de Kaocen” en 1916 y 1917. Sí, hace un siglo. No, si
ya te digo que esto viene de atrás.
Desde 1958, el MPA (Movimiento
Patriótico del Azawad –la “región tuareg”) pide el establecimiento de un
“Estado Tuareg”. Sí, como los catalanes o los vascos o los irlandeses del norte
o los palestinos o los kurdos o los kosovares (que lo lograron) o los… Vale, no
hay que ponerlos a todos en el mismo saco… pero todos piden lo mismo, ¿no?
Entre 1962 y 1963 tuvo lugar en Malí
la “mal llamada” “1ª rebelión tuareg” que fue reprimida muy duramente por el
ejército de Malí. Todo esto, recordémoslo, va dejando heridas que son difíciles
de cicatrizar.
Durante los años 70, los tuaregs se
refugian en Libia y Argelia a causa de la sequía que azota el norte de Malí. Y
en esos países son entrenados para el combate y enrolados en el ejército.
En 1988, se crea el MPLA, Movimiento
Popular de Liberación del Azawad. Y dos años después comienza la “2ª rebelión
tuareg” que durará hasta 1995. Hubo otra sublevación en 2006. Y otra aún entre
2007 y 2009 en Níger y Malí.
Ya ves, muchas intifadas pero pocas
nueces. No hubo intervención francesa (como tampoco la hay hoy en Israel). “Era
un problema interno”, se decía entonces. Ya sabemos que las Twin Towers, Bin
Laden y Bush Jr cambiaron la historia y se empezó a hablar de “derecho de
injerencia” y de “golpeo preventivo”. Bueno esta parte todos la conocemos mal
que bien.
El 17 de enero de 2012.
Es la fecha oficial de esta nueva
“sublevación tuareg” ¿la tercera? ¿la cuarta? ¿la quinta? Este empeño
occidental por cuantificar a veces es un poco obsesivo, reconozcámoslo.
En principio, tendría que haber sido
“otra más”. Pero, tomó una connotación diferente debido a diferentes causas: la
debilidad institucional del gobierno de Malí, la dejadez del gobierno central
con respecto al norte del país, los secuestros de occidentales en el Sahel,
pero, sobre todo, a causa de la entrada en el conflicto de grupos islamistas
cercanos a Al-Qaida y a la entrada de combatientes venidos de la guerra en
Libia. Sí, Libia. No hay que olvidarse de Ghadafi. Sí, el gran monstruo, era al
mismo tiempo el gran estabilizador de la región. Muerto el estabilizador, el
caos se extiende como una mancha de aceite.
Sí, es fácil empezar guerras y
presentarse como “defensor de la democracia y los derechos humanos” pero… hay
que medir bien las consecuencias (cf. Lc 14,31-32).
Y aquí ya entramos en el baile de
siglas que te anunciaba al inicio. Ánimo. Ahí voy.
El que empezó la sublevación fue el
MNLA (Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad), que nació en octubre
de 2011 de una fusión del MNA (Movimiento Nacional del Azawad) y de la ATNM
(Alianza Tuareg de Níger-Malí). Su intención era clara (e incluso fue tolerada
por la comunidad internacional): la independencia del Azawad, es decir, de las
regiones de Kidal, Tombuctú y Gao. “Otra sublevación más tuareg” que no
implicaba una movilización de tropas francesas ni de nada parecido.
Pero, he aquí que la cosa se
complicó. Aparecieron tres grupos islamistas de tonos distintos que pusieron en
guardia a Francia (tras haber recibido el beneplácito del resto de gobiernos
más influyentes del planeta): Ansar Dine, que significa “defensores de la
religión” y que es considerado como un movimiento salafista que puede hacer de
bisagra entre el islamismo fundamentalista y la “comunidad internacional”; el
MUJAO, Movimiento por la Unidad y la Yihad en África del Oeste; y el AQMI,
Al-Qaida en el Magreb Islámico.
Sí, lo que empezó siendo “otra
sublevación más tuareg” se convirtió en una lucha del islamismo radical por
hacerse con el control del norte de Malí pero quizás también con el poder en
Bamako.
¿Cuáles son las diferencias entre
ellos? Ansar Dine nació en marzo 2012 y propugna la instauración de la sharia.
No debe confundirse con el movimiento sufí del mismo nombre creado en 1992 en
Malí por el líder religioso Sheriff Osama Haidara y que no tienen nada que ver
el uno con el otro.
El AQMI nació en 2007 como una
prolongación del GSPC (Grupo Salafista por la Predicación y el Combate) que fue
una disidencia del GIA (Grupo Islámico Armado) argelino. Es una organización
considerada como terrorista por la mayor parte de gobiernos influyentes del
mundo y obtiene sus recursos económicos de los secuestros y del tráfico de
armas, de heroína en el este del Sahel y de cocaína en el oeste.
El MUJAO nació a mediados de 2011
fruto de una escisión del AQMI, ya que perseguía el control islamista no sólo
en el Magreb sino en toda el África del Oeste. Fue este grupo el que tomó el
control de Gao aplicó la sharia.
El 11 de enero de 2013
Esta es la fecha que hace bascular
la sublevación tuareg hacia una invasión del islamismo radical y que hace que
Francia se decida a intervenir directamente tras haber obtenido el consenso de
“Occidente” (y “Oriente”).
Ese día el MUJAO pasa el Rubicón y
toma la ciudad de Konna, punto estratégico hacia Bamako y más allá de la
“célebre frontera” entre los grupos nómadas y los sedentarios.
Ese día se armó la de San Quintín. Y
todos los medios nos hablaron de la decisión francesa de “liberar Malí del
islamismo radical”. Ni una imagen de guerra, ni una gota de sangre, sólo
aplausos a medida que las tropas francesas iban tomando el control de las
distintas ciudades del norte. La destrucción del patrimonio cultural en
Tombuctú alimentó la “indignación del mundo democrático”. La obra de teatro se
iba desarrollando según el guion previsto pero lamentablemente no era una obra,
no se trataba de teatro y no sé si se tenían todos los papeles del guion si uno
ve lo que está pasando en la actualidad. Incluso François Hollande se paseó por
Tombuctú cual McArthur de los “viejos tiempos”.
Para añadirle un poco de color a
todo esto, la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África del Oeste) se
mostró dispuesta a colaborar con tropas de los distintos países de la zona:
Nigeria, Togo, Níger, Burkina… en total unos 3 000 hombres que se unieron al
contingente francés, que denominó a la intervención “operación Serval”.
Siempre me llamó la atención la
creatividad de los franceses para dar nombre a sus “operaciones militares”
(mucho más creativos ciertamente que los EEUU). El serval es un felino de
tamaño medio que sólo está presente en África. Es la única especie de su
género. Es de constitución esbelta, con la cabeza pequeña en relación al resto
del cuerpo y las orejas grandes. Sus patas son largas lo que le permite ver
mejor. Corre bien y aunque no suele subirse a los árboles, puede escalar
bastante bien. Me parece una forma artística de describir al contingente
francés.
Lo que no suele decirse y que Laurent Louis dijo.
¿Laurent Louis? Pues sí, Laurent
Louis. Este hombre es un diputado independiente del parlamento belga que el 17
de enero de 2013 explicó al parlamento porqué votaba en contra de la
intervención francesa.
Su intervención merece la pena
leerla entera porque en este artículo no podré ni tan siquiera resumirla. Más o
menos vino a decir que no se puede justificar una intervención diciendo que
persigue el freno del islam radical si, al mismo tiempo, en Siria estos mismos
gobiernos occidentales están apoyando a grupos parecidos para derrocar a Bashar
Al-Assad. Si en Egipto, Túnez y Libia son los que han sido puestos en el poder
por estos mismos gobiernos occidentales.
Y habló de otros intereses que no es
que estén ocultos pero tampoco se les da demasiada importancia como es el
interés de Areva, la empresa francesa líder mundial en energía nuclear, por
explotar una mina de uranio situada en Falea, una localidad de 17 000
habitantes situada a 350 km de Bamako y que desde hace años, la multinacional
francesa, intenta hacerse con la licencia de explotación. Puede que, por
casualidad, tras esta intervención francesa, esta empresa privada logre su
objetivo.
Podría continuar este artículo
citando más y más datos y nombres y localidades pero no es mi objetivo ser un
especialista del tema. Sólo he querido ver desde otro ángulo la guerra en Malí,
disfrazada de “lucha contra el islamismo radical” pero que tiene mucho más de
“ruptura social” hasta que no se afronte seriamente la “cuestión Azawad” y que
oculta unos intereses económicos que quizá sean comparables a los petrolíferos
que tenía occidente en Kuwait o en Irak o en…
Que el conocimiento científico de la
realidad nos permita de ser profetas.
Ramón Lázaro
Esnaola