martes, 1 de abril de 2008

Semana Santa y Pascua en Dianra

Hola senderistas, ¿cómo estáis? Aprovecho para desearos a tod@s que el triunfo de la Vida y la Dignidad Universales siga inundando los corazones de tod@s vosotr@s.

He tenido un par de semanas agitadas por la Semana Santa y esta última semana. Me siento un poco cansado pero espero que pueda ir rehaciéndome poco a poco. Hace mucho calor y quince minutos después de la ducha uno ya está sudando. No tengo ni idea de cuántos grados hace pero os aseguro que hace mucho calor.

La buena noticia ha sido que en Semana Santa ha llovido dos días y se agradece porque había muchísima polvareda en las carreteras y por todas partes. Además, estas lluvias han animado ya a algunos a plantar los cacahuetes. También han sido buenas lluvias porque van a ayudar a la maduración de los anacardos y de los mangos.

Este año en Dianra, el anacardo lo están comprando a un mejor precio que el año pasado, lo cual está ayudando a la gente a tener un poquico más de dinero. Aquí en Dianra, ha habido una semana que los intermediarios lo han comprado a 200.- Fcfa (0,30 €) pero ahora ya está a 150.- Fcfa (0,22 €). El año pasado hubo gente que tuvo que vender el anacardo a sólo 75.- Fcfa (0,11 €). En realidad, este es el único momento en el año en que las mujeres llegan a tener un poco más de dinero porque van a recoger los anacardos en las distintas plantaciones.

Sin embargo, la campaña de algodón ya está terminando. Probablemente, la fábrica se parará a mediados de este mes de abril. Antes de la crisis marfileña, la fábrica trabajaba hasta principios de julio pero con la crisis, los agricultores han dejado de plantar algodón. Tres causas han sido las principales: mientras que en el año 2001 se pagaba el kilo de algodón a 200.- Fcfa el kilo, los dos últimos años lo han pagado a 150.- Fcfa; sin embargo, el precio de los herbicidas y del abono que suministra la sociedad algodonera ha aumentado, por lo que los agricultores no llegan ni tan siquiera a pagar las deudas que han contraído con la sociedad para poder realizar la campaña de algodón. La tercera causa es que la sociedad ha empleado una política de reembolso de deudas de los agricultores muy injusta: si dos agricultores pertenecían a la misma cooperativa y uno no llegaba a pagar la deuda que había contraído con la sociedad, ésta se hacía reembolsar por el otro agricultor que había pagado todas sus deudas y que había hecho una buena campaña.

Estas tres causas han hecho que actualmente la producción de algodón de la región sea menos de la mitad que en 2001. El futuro no está muy claro, aunque la sociedad parece ser que ha rectificado en su política de reembolsos y ya no va a coger el dinero de los otros agricultores de la misma cooperativa sino que va a rechazar que los agricultores que tengan deudas puedan tener los herbicidas y el abono a crédito.

Ya veremos lo que nos depara el futuro.

Esta última semana ha sido bastante dura para la economía familiar en el norte del país porque ha escaseado el petróleo que se utiliza para los candiles y para las motocicletas. Se ha llegado a pagar un litro de petróleo un 500% más que la semana pasada. No se saben muy bien las causas pero la mayoría dice que los camiones estaban bloqueados. ¿Quién los ha bloqueado? ¿Por qué? La mayoría dice que son los rebeldes que pedían un dinero exagerado para que pudieran pasar pero no hay nada demostrado y todo son conjeturas.

Me pegué la Semana Santa de un lado para otro: el martes santo estuve en Séguéla para la mesa crismal con el obispo; el miércoles volvimos a Dianra; el jueves por la mañana me fui a Biélou (a 50 km de la misión) para estar por la mañana con los adultos que tenían que bautizarse durante la vigilia pascual; después de comer me fui a Djinéni (una aldea a 6 km de Biélou) para celebrar el Jueves Santo. Allí me dieron la noticia que el marido de una mujer de la comunidad acababa de fallecer, así que pasamos para dar el pésame. Justo en ese momento los “dozo” (la asociación de cazadores de los Senufo que se encarga de la seguridad) acababan de lavar al difunto y justo salían por la puerta. Dieron cuatro disparos al aire en señal de duelo pero como yo estaba un poco despistado me di un susto de muerte.

El viernes por la mañana volví a Biélou y a las cuatro de la tarde hicimos el Viacrucis a Syélékaha (una aldea a 5 km), lo hicimos mirando al cielo, no por la devoción sino porque tenía pinta de descargar una tormenta de órdago a la grande. Pero como Dios es misericordioso (lo cual repiten más frecuentemente los musulmanes que los cristianos, por estos lares) no nos mojamos, sólo nos cayeron cuatro gotas y después hicimos la Celebración del Viernes Santo en dicha aldea. Nos acogieron muy bien porque al llegar nos ofrecieron una bebida a base de mijo molido blanquecina (yo me hice a la idea de que era horchata y me sentó de vicio), además a otro se le ocurrió la bella idea de traer leche cuajada natural (y yo me hice a la idea de que era yogur aunque un poco agrio por cierto). Total que ni notamos el cansancio de la caminata.

Por la noche, la gente de la aldea trajo un radiocasete y se pusieron a bailar hasta las tantas. Sí, ya sé que era viernes santo, pero para ellos era la visita del cura y no podían irse a dormir sin más, había que hacer “fiesta”.

Al día siguiente, por la mañana temprano subí a una montaña que hay al lado de la aldea, era la primera vez que lo hacía y había una vista preciosa. La gente estaba sorprendida porque allí se va normalmente para hacer sacrificios a los “geniecillos del bosque” y no entendían que yo quisiera subir sólo por placer y para sacar algunas fotos. Valió la pena, me gustó mucho.

Al bajar, alguien de Biélou vino para buscarme en moto, para que no tuviera que andar de nuevo para regresar, lo cual fue todo un detalle por su parte.

Y, finalmente, por la noche celebramos la Vigilia pascual con los bautizos y profesiones de fe. Vino mucha gente de todas las comunidades de los alrededores. La celebración fue bastante bien aunque hubo un poco de follón cuando todo el mundo se puso a bailar para felicitar a los nuevos bautizados. De todas formas, no hubo ningún herido, sólo algunas quemaduras de poca importancia a causa de las velas y del descontrol general.

Cuando terminé la celebración, me fui a otra aldea que está a unos 13 km para celebrar el Domingo de Resurrección y los bautizos y profesiones de fe. La gente de Biélou se cabreó conmigo porque querían que me quedara para bailar con ellos toda la noche pero a la una de la mañana cogí el coche y me fui a Sononzo (la comunidad en cuestión). Ah, cuando me vieron llegar se pusieron como locos, me dieron los tres tés típicos y luego me sacaron a bailar. Yo hice lo que pude porque estaba molido así que hacia las tres de la mañana fui a acostarme.

Al día siguiente me levanté a las seis y media para preparar todo. Había también muchísima gente y la celebración fue bastante decente ya que no habíamos hecho ningún ensayo. También hubo un poco de caos después de los bautizos porque había bastante más gente que en Biélou.

Finalmente, hacia las tres de la tarde cogí la carretera para volver a la misión. Antes pasé por tres aldeas para dejar a gente que yo había cogido en el coche para que no tuvieran que caminar tanto.

Ah, se me olvidaba, en Sononzo comieron tres cerdos enteros durante la fiesta. A los Senufo les encanta el cerdo y toda fiesta que se precie tiene que matar algún cerdo. Eso puede indicaros la cantidad de gente que se congregó.

Huelga deciros que ese domingo me fui tempranico a la cama, estaba hecho puré.

El martes después de pascua Pietro y yo nos fuimos a Ferkéssédougou, una capital de provincia que está a unos 200 km de Dianra. Queríamos desconectar un poco de la parroquia y tomarnos dos días libres. Lo cierto es que uno acaba más cansado después de estos viajes porque no hay muchas autopistas por el norte pero, de todas formas, valió la pena salir un poco de la parroquia. Además, yo nunca había estado en Ferké y tenía curiosidad por conocer la ciudad. Tuvimos la suerte de visitar la fábrica de azúcar de la ciudad y conocer todo el proceso de elaboración de la caña de azúcar, al jugo de azúcar, a la cristalización, al azúcar marrón y al azúcar refinado. Fue impresionante.

El viernes, Pietro y yo nos fuimos al entierro de la madre de un catequista a Korhogo, a 150 km de la misión. Hubo un camión lleno de gente de la comunidad que también acudió. La gente no estaba muy apenada porque cuando muere un anciano las personas sienten menos el dolor. Así que el funeral se convierte más en un momento de encuentro de toda la familia y en un momento para honrar a la persona fallecida con cantos y danzas. El párroco celebró la misa por la noche en la casa de la familia, había un montón de gente, yo creo que más de 300 personas. Y después, empezaron los cantos y las danzas hasta las seis de la mañana. Yo me quedé toda la noche, porque Maxime (el catequista cuya madre había fallecido) ha sido alguien que nos ha ayudado mucho desde que llegamos a Dianra y yo sabía que para él era significativo que me quedara. Así que colocaron el féretro en el centro del patio y todos empezamos a danzar entorno a él, como arropándola y acompañando a la familia que también danzó. Todo esto anima mucho a la familia porque es como corroborar que la anciana había hecho mucho bien en su vida, ya que había habido mucha gente que había querido venir.

Hacia las siete fue el entierro y nosotros nos volvimos a Dianra tras haber comprado una botella de gas, ya que en Dianra no se puede. Llegué a Dianra k.o. así que después de comer me tiré una siesta de tres horas.

Como veis, el trabajo no falta, sobre todo si se quiere acompañar a las personas en lo que van viviendo. Es el estilo de misión y misionero en el que creo y el que intento vivir aunque no lo consiga siempre.

Os agradezco que me estéis acompañando en esta bella aventura que es la extensión del Reinado de Dios sobre toda la humanidad.

Unidos en la Mesa de la palabra, el Diálogo, la Esperanza y el Vino.

Korona.

1 comentario:

Korona dijo...

Hola Ramon, soy José
Nada cuatro palabras, sobre todo para felicitarte por tu esfuerzo a la hora de escribir y contarnos como vives con tu comunidad.
Me encanta el ritmo de escritura que tienes, parece que tinenes madera de narrador, novelista, o lo que sea.
Tus narraciones nos acercan a la realidad que vives con la gente, así comos sus alegrias, penas, esperanzas, sus ganas de vivir, de bailar, de celebrar, de acompañarse.
Sabes que me imagino que esto es lo que podrian hacer los primeros consolatos que estuvieron en Kenia mandandole al Fundador sus cartas. Y El, sin pisar la misión, fue un gran misionero.
Esa es otra de las cosas que siento, que nos hacercas la misión y nos haces estar pendientes del blog para ver que ha pasado en Dianra y sus alrrededores.
Me gusto mucho la historia de Odette, llegue a emocionarme, y vi en ella a muchas mujeres que conoci en Venezuela y Ecuador, gracias por eso tambien.
Nada más, sigue construyendo Reino con la gente que compartes la vida y haciendonos sentir la misión como algo nuestro.
Hasta pronto.