Finalmente todo ha ido muy bien. Aunque ha llovido
desde las cuatro de la mañana. Finalmente, Joao y yo nos hemos decidido a
ir a la mezquita. Nos hemos quitado las sandalias y hemos compartido la
oración con los musulmanes de Marandallah.
Ha sido muy bonito y emocionante porque nos han dado
incluso la palabra y nos han pedido que bendijéramos toda la comunidad
musulmana presente, todos los creyentes de Marandallah y todo el pueblo.
Las fotos muestran lo intenso del momento vivido. Para mí ha sido la primera vez, pero creo que me costará olvidarla.
Todos
han agradecido enormemente nuestra presencia y solidaridad espiritual.
Creo que es el camino que tenemos que recorrer para dar pruebas que los
credos nos unen en vez de separarnos. En Dios, todos encontramos una
unidad que va más allá de los esfuerzos humanos porque nos basamos en
una piedra sagrada, llámese Kaaba o Pierre. Es Dios quien nos mueve y
nos une.
Ha sido muy bonito y singular.
Que Dios, el Misericordioso, bendiga esta tierra de Marandallah.
Korona.
1 comentario:
Muchísimas gracias, padre, por este testimonio..
Un Dios que Une.. Un Padre, nuestro.. de TODOS. Gracias.
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