jueves, 18 de diciembre de 2014

Feliz Navidad, a Dios rogando y con el mazo dando

Deseo que el Dios de la Vida que se nos ha ofrecido en ese niño indefenso y a la intemperie siga acompañando nuestro caminar especialmente en estos días en los que celebramos el Amor a la Vida Encarnada.

Uno de los frutos de este 2014 y que tendrá su continuidad en 2015, es la historia de Issa Yéo, un niño marfileño senufó, originario de Sirikikaha, a unos 35 km de pista de Marandallah, en el centro oeste marfileño.


Aquí le tenéis. Hace un par de años se cayó de un árbol de mangos y se rompió la tibia. Sus padres le llevaron a dos hospitales de Korhogo y Ferkesedugu. Se gastaron más de 600 €, que eso es toda una fortuna para un agricultor que se dedica sólo al algodón, pero ya veis cómo se quedó la pierna.

Hace un año y medio, un grupo de amigos portugueses vinieron a Marandallah a compartir la misión durante el mes de agosto de 2013. Entre ellos estaba, Maria Joao, una médica que se quedó impactada por el estado de Issa pero también por los esfuerzos vanos de sus padres. Por supuesto, ninguno de ellos hablaba francés, sólo su lengua materna. Así que habló con nosotros para ver qué se podía hacer.

Nosotros le comentamos que había un hospital en Bonua, a unos 40 km al oeste de Abiyán, es decir, a unos 550 km de la aldea de Issa (unas ocho horas de viaje en un coche todo terrreno) que lo llevaban los Orionistas y que estaba especializado en traumatología, operaciones y prótesis. Sólo que era muy caro. Pero ella dijo que hablaría con los misioneros de la Consolata en Portugal y que se pondrían en movimiento para buscar fondos.

Y así fue, y yo me encargué de llevar a Issa a Buaké (a unos 160 km de Sirikikaha) para que los médicos le vieran, hacer nuevas radiografías... El médico me dijo que igual serían necesarias hasta tres operaciones y que dependía de nuestra disponibilidad económica.


Maria Joao y los misioneros de la Consolata se pusieron en movimiento y me dijeron de concertar la cita para la primera operación, que había gente que estaba contribuyendo. Así que llamé al hospital de Bonua y me dijeron que tenían todo ocupado hasta dentro de un año. Me puse pesado al teléfono y finalmente accedieron a darme cita a mediados de julio de este año.

Justo cuando tenía que llevar a Issa me pillaba en plenos ejercicios espirituales, así que hablé con unas hermanas que viven a unos 100 km de Sirikikaha para que acompañaran a Issa ya que tenían que hacer un viaje a Abiyán.

A partir de ahí, cada dos meses más o menos iba al hospital para ver cómo estaba Issa. Su cara se iluminaba cada vez que me veía. Allá estuvo internado más de cinco meses.


Allá le operaron, estuvo con el yeso, vieron la evolución, hizo la reeducación, le pusieron un correrctor para inmovilizar el pie, empezó el curso de de 2º de primaria (porque había repetido), aprendió francés, hizo amigos...


Hubo gestos muy majos también de la parte de su padre que nos dio una bandeja de huevos como agradecimiento, hubo gente de la aldea que ayudó también para poner su granito de arena y, desde luego, María y los consolatos de Portugal. Todo eso ha hecho que hayamos podido pagar los gastos de hospitalización, operación, prótesis, escuela... que han ascendido a algo más de 1600 €.

Bueno, pues resulta que hace un par de días recibí las fotos que me enviaron los consolatos que están en Marandallah y fijaos qué cambio:



Cuando las vi, me emocioné, esta es una verdadera Navidad, un nuevo nacimiento, un milagro hecho realidad gracias al amor y a la compasión por Issa y por este pueblo. Issa ha estado cinco meses lejos de sus padres, que han vivido este tiempo con dolor, confianza y esperanza.

Desde luego, el camino no ha terminado porque el hermano Bruno, un consolato, enfermero, que está en Marandallah está haciendo las curas y me mandó también esta foto.


Pero, de todas formas, ha dado un paso de gigante. Como dijo el médico traumatólogo igual harán falta tres operaciones, pero al menos, la primera nos da mucha esperanza porque la calidad de vida de Issa ha mejorado mucho y el hecho de haber salido de su aldea y haber conocido otro lugar, otras tradiciones, otra lengua... seguro que le ha abierto el espíritu.

Así que con Issa os deseo a todos una feliz navidad y un esperanzador 2015.

Gracias por estar siempre ahí.

sábado, 8 de febrero de 2014

Seydukaha

Ayer estuve con los agentes de salud en Seydukaha, a 52 km de Marandallah haciendo una campaña de detección de VIH, consultaciones foráneas y consultaciones prenatales.

Me impresionó la aldea porque era la primera vez que iba allí. Es una aldea enclavada, lejos de todo trazado más o menos frecuente. Sólo se puede llegar por una pista que, como os he dicho, está muy lejos de la pista principal.

Las "casas" están hechas de plásticos porque son personas que se han desplazado para venir a buscar oro. Estuve hablando con algunos que llevan ya tres años viviendo en estas condiciones pero me dijeron que en Seydukaha consiguen más dinero que en sus aldeas de origen y por eso siguen allí.

El paisaje es desolador porque todo es artesanal y muy peligroso. En las fotos veis cómo cavan para alcanzar el oro y como sostienen las paredes con troncos que, la verdad, no dan ninguna seguridad.

Como fuimos el viernes, no había nadie trabajando, ya que es el día de descanso semanal. Vivimos en una zona de gran influencia musulmana.

Me llamó la atención ver una casa con una antena parabólica. Creo que es indicativo de las prioridades que se tienen por aquí.

Las personas viven "de paso", que diría Aute. 

Estuve preguntando algunos precios como el kilo de arroz, de pescado, de carne. Y todo es bastante más caro que en Marandallah. No sé, me impresionó.

La campaña fue bien, identificamos a dos personas seropositivas y algunos pudieron tener acceso a algunos medicamentos, así como algunas mujeres pudieron pasar la consultación prenatal.

La vida de Jesús se resume en pasar de una aldea a otra haciendo el bien y dando vida y vida en abundancia. Eso es lo que intentamos hacer cada día en Marandallah con más o menos éxito.

Besicos y abrazos, que el Dios de la Vida acompañe nuestro caminar.

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Fraternellement, Korona.