martes, 14 de octubre de 2008

Tiempo de silencio en Kinshasa

¡Hola senderistas!

Ya perdonaréis todo este tiempo de silencio. Creo que la última vez que compartí algo con vosotr@s fue más o menos a principios de julio. Sabéis que mi vida dio un giro de unos cuantos grados con mi nuevo destino en Kinshasa (a partir de ahora, Kin) para acompañar a los misioneros de la Consolata que están en formación por estos lares.

Todo esto supuso un cambio muy grande, no sólo activo sino también afectivo y estructural. Así que me di cien días de margen. Más o menos se han cumplido con la fiesta de la Pilarica. Así que ahí estoy de nuevo.

Kin es una ciudad enorme (dicen que más de ocho millones y medio de habitantes), hay personas por todas partes, sobretodo jóvenes, muy jóvenes. La ciudad bordea el río Congo y de la otra parte del río está Brazzaville, la capital de Congo-Brazza.

Lo primero que me impresionó de Kin fue la cantidad de coches que hay: hay coches "impensables" desde todos los puntos de vista. Los mejores todo terreno los puedes ver pasar a tu lado junto con auténticos "milagros a cuatro ruedas".
Lo segundo, que me impresionó fue la arena. Por todas partes hay arena. Yo sólo había visto tanta arena al lado del mar, pero aquí la arena está por todas partes.
Lo tercero, fue la cantidad de policías que hay para organizar el tráfico. Están en grupos de cuatro o cinco y como no reciben su salario con normalidad, aprovechan del mínimo despiste para poner multas (por supuesto, sin ningún tipo de recibo). Es impresionante, si tienes la puerta sin el seguro, abren y se meten dentro y no salen hasta que no les das dinero.
Lo cuarto, fue la dureza de la vida y de la pobreza. El domingo las misas comienzan a las seis o siete de la mañana y duran tres horas o más. Cuando yo pregunté la razón de todo esto, algunos me dijeron que la mayoría de la gente come una vez al día y ¿qué van a hacer el resto del domingo si regresan pronto a casa? Al menos, en la iglesia o el culto están distraídos y el tiempo pasa más rápido. No sé si es cierta esta respuesta, pero la comparto con vosotros tal y como me la dijeron.
Lo quinto, fue las grandes diferencias que existen. En Kin, hay mucho dinero pero está acumulado en las manos de unos pocos. Entré a una casa de "los que tienen" y me quedé verdaderamente impresionado de los metros cuadrados, de la cantidad de objetos y obras de arte... Entré también en una casa de "los que no tienen" y parecía imposible que allí pudiera vivir una familia. Las diferencias son apabullantes.

Pero el gran drama de este país continúa siendo la guerra en el nordeste del país. Hay muchas poblaciones desplazadas y se están realizando auténticas masacres. Comprendo que la comunidad internacional no tenga ojos y oídos más que para la crisis financiera y el próximo y medio Oriente. Pero lo que se está fraguando en el nordeste del Congo puede que desencadene la "tercera guerra de Los Grandes Lagos". Más adelante ya compartiré con vosotros lo que he llegado a entender de esta situación.

Por otro lado, el sábado, Kabila nombró un nuevo primer ministro cumpliendo los acuerdos a los que se había comprometido, por lo que ha conseguido calmar los temores que se habían levantado pero, según me han dicho, la persona escogida no tiene mucho peso, así que seguirá todos los dictados del presidente.

Esto es lo que, por ahora he descubierto de Kin y de este país. Prometo seguir compartiendo con vosotr@s este año de introducción a esta nueva realidad. Mañana comenzaré las clases de lingala, la lengua que se habla en Kin y una de las cinco lenguas nacionales del país.

Unidos en la Mesa de la Palabra, la Danza y el Vino.
Ramón

1 comentario:

María Teresa dijo...

Hola Ramón,
no sabía que tenías un blog pero en el nuevo blog de Antena Misionera te han creado un enlade al tuyo. Felicidades!!!! Espero que nos sigas contando de tus andandas y tus fanes por Kin, como tú dices. Un beso con regusto todavía a las fiestas el Pilar, María Teresa