martes, 13 de diciembre de 2011

Noche electoral en el Congo

No se oye pasar casi ningún coche. La calma es casi total. Una tromba de agua ha caído sobre Kin. ¿Anunciando bendiciones o que llueve sobre mojado? Es la primera vez que veo Kin así. Casi no me lo creo. Una ciudad de nueve millones de habitantes, extensísima, donde es imposible desplazarse sin transporte público.

Toda la ciudad espera un veredicto ya anunciado, sólo esperan que sea oficial. Con el 90% escrutado, Kabila tenía más de dos millones y medio de votos de avance sobre Tshisekedi. ¿Qué más se podía esperar?

Las acusaciones de fraude llueven por todas partes. Con el 90% se contabilizaban 18 millones de votos, sin embargo había 32 millones censados y hables con quien hables, todos dicen que han votado. La señal en el dedo confirma sus palabras. ¿Dónde están al menos los 5 o 6 millones de votos que faltan?

Mucho desencanto. Se oyen frases como. "No voy a votar nunca más en mi vida". La gente está desencantada. Siente que les han tomado el pelo (al menos aquí, en Kin). Han tenido que hacer colas interminables para obtener su carta de elector y han ido de un lado para otro buscando su colegio electoral porque a menudo no era el mismo que parecía en la carta de elector. ¿Para qué todos esos esfuerzos? Por un momento, han creído que el cambio era posible, que la honestidad podía estar más presente que la codicia.

Sin embargo, todas esas expectativas parecen ahogadas en la decepción. Incluso la "comunidad internacional" (es decir, los países occidentales) intenta que todo no sea descarado. Nadie tiene valor para alzar la voz y decir que se anulen. Demasiado dinero invertido, demasiados esfuerzos, demasiadas personas mobilizadas. ¿Recomenzar desde cero? ¡Impensable!

Así que proponen que se hagan públicos los votos por colegio electoral. Eso le daría algo de credibilidad. Me parece una quimera.

Y todo esto viene a cuento solamente por las elecciones presidenciales, para las que había sólo 11 candidatos. Nadie habla de las legislativas. La cifra de candidatos es escandalosa: ¡¡¡18 000!!! No, no me he equivocado escribiéndolo. Lo pongo en letra: dieciocho mil candidatos. ¿Quién contará los votos de cada uno? ¿Qué credibilidad tendrán los resultados? Si ya se ha armado la marimorena con once, ¿qué pasará con 18 000?

Bueno, dentro de quince minutos deberían anunciar el resultado final.

El temor más grande es que haya una división en el seno del ejército entre militares originarios del este y el resto. Eso sería una catástrofe para las personas, para las familias, para el país, para la humanidad, para la vida.

Yo, llegados a este punto, sólo pido la paz. No sé hasta qué punto tienen margen de maniobra estos once candidatos para hacer propuestas distintas. La verdad, creo que muy poco. Creo que nada es tan precioso como la paz. Además, y ase sabe, un mes de guerra es como un año de retraso, y no nos podemos permitir estos lujos (y menos en la RDC, que bastante ha sufrido).

Diez minutos. Me voy a la cama. Espero no despertarme escuchando tiros. La verdad es que todo puede pasar.

Paz y bien.

¡Hasta mañana!

Que el Dios de la Vida extienda su manto sobre este pueblo y nos cubra para preservar a los más débiles.

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Fraternellement, Ramón

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