¡Ahí estamos!

Aquí os mando lo que escribí para una entrevista que me hicieron con motivo del domingo de la Misión para la revista religión en libertad.

Me salió larguica, ¿qué le vamos a hacer?

0- Diga su ciudad de origen y edad actual.

Nací en Zaragoza hace 46 años y algunos meses.

1- ¿Como fue su vocación misionera? ¿Admiraba a algun misionero? ¿a cual? ¿Leia historias de  Misiones? ¿Una revelación o convicción espiritual o mistica [detallela, por favor]? ¿Que edad tenia?

La misión empezó a hacerse sitio en mi corazón a la edad de 16 años. Un jesuita que conocía se fue a Ecuador y me puso en contacto conotros jóvenes de allá. A partir de ahi, el gusanillo de la misión empezó a "molestarme".
Cuando hice COU  (no sé como se llama ahora)estuve en mis primeros Ejercicios Espirituales en Sant Cugat del Valles, durante la Pascua de 1985, también con un jesuita.. Está experiencia me marcó y vi de una  forma "clara y distinta" que quería orientar mi vida a partir de la misión.
El texto de la llamada de los cuatro primeros discípulos y el texto de las bienaventuranzas me sugirieron que "toso eso iba para mí". Un poco después empecé a salir con una chica, Mª Mar, y mi vida seguía orientándose hacia la misión. Ella también compartía mis inquietudes que tras los estudios universitarios podríamos irnos al "Sur".

El descubrimiento que "nuestro enriquecimiento se asienta sobre su empobrecimiento" transformó mi cosmovisión. Empecé a "optar por el Sur" Pedro Cadaldaliga, Oscar Romero, Benito Ardid, Christophe Munzihiriwa, Jean-Marc Ela. Y otras figuras como Samuel Ortiz o Leonidas Proano me interpelaron mucho. Colaborar en Acción Solidaria Aragonesa, una ONG que nació en Zaragoza en 1984, me ayudó a ver la cooperación "con otros ojos". Y, desde luego, el estilo de los misioneros de la Consolata en Zaragoza me llamó mucho la atención: muy cercanos a nosotros, con unas visiones eclesiales muy parecidas a lo que yo sentía en mi corazón y, sobretodo, muy cerca de los pobres, en pleno barrio de la Magdalena.

Al mismo tiempo formé parte de la primera comunidad de laicos de la Consolata de Zaragoza. Fueron dos años preciosos en los que la vida comunitaria me pareció la forma a la que el Buen Dios me llamaba.

Me gustaba orar en la cripta de Sta. Engracia de Zaragoza, al lado de la "turba de mártires". La oración me interpelaba. Sentía que el Buen Dios me abría un sendero que para ser sinceros "yo no tenía muchas ganas de recorrer".

Con Mª Mar estuvimos juntos unos dos años pero vimos que teníamos "estilos" diferentes y decidimos dejarlo "no sin dolor" porque ella me descubrió el amor personal. Fue precioso mientras duró.

Y llegó el día en el que decidí dar el salto en el vacío. Me gusta decir que mi vocación fue un pulso entre Dios y yo y... ¡ganó Dios!

Tenía 22 años... y algunos meses.

 2- ¿Como fue su primer contacto con Africa [o las misiones]? ¿Que fue lo que mas le asombro? ¿Que cosas le llenaban de ilusion? ¿Que cosas le desanimaban?

Llegué a Marruecos por primera vez en 1986, concretamente a Meknés, con Mª Mar, para llevar un electrocardiograma de Manos Unidas a un misionero franciscano. Para ser sinceros, lo más bonito de ese viaje fue.. ¡ella!

Ya cura, en 1997, con 30 años, estuve tres meses en Vilanculos, en Mozambique, me impresionó la acogida de las personas, la alegría de las celebraciones, el trabajo de los misioneros, el esfuerzo por aprender la lengua local... Yo sabía que sólo venía por tres meses pero esa iglesia ministerial me encantó. La guerra había desarrollado los ministerios laicales y me pareció que era el camino que había que recorrer,

Pasé tres años trabajando en el barrio de Tetuán de Madrid con las personas inmigrantes y con jóvenes. Esa experiencia de acompañamiento me marcó. Muchas personas me abrieron su corazón y yo me sentía más evangelizado que evangelizador. Aprendí mucho: la escucha, la paciencia, el silencio, el estar sin buscar más. A pesar que ya han pasado trece años desde que me fui, hay muchas amistades que siguen vivas gracias a ese tiempo en el que la misión no fue geográfica sino existencial, empática, intuitiva y creativa.

Y ya finalmente, en junio de 2000, me destinaron en Costa de Marfil. Estuve tres meses en Bélgica para aprender francés y en enero de 2001 llegué a Abidjan. El golpe dr calor al salir del avión fue brutal. Parecía que me faltaba el aire para respirar.

Estuve tres meses en una misión de los Misioneros de África para aprender el senufó y llegué a Dianra, donde me quedé hasta julio de 2008.
Allí tuve la inmensa fortuna de empezar una nueva misión junto a Flavio, un misionero italiano, y Michael, keniata. Dos verdaderos hermanos, amigos y compañeros de camino. Dos hombres de Dios.

En septiembre de 2002 empezó la rebelión y allá aguantamos el temporal con más miedo en el cuerpo que otra cosa y con mucha confianza en Dios. Allá escuche el ruido de las balas reales. Aprendí a dormir escuchando esos tiros. Y descubrí que lo que era valía la pena porque las personas encontraban consolación sólo con mi mera presencia.

Durante cuatro meses Michael y yo vivimos completamente aislados: ni familia, ni misioneros de la Consolata, ni embajada supo de nosotros durante ese tiempo. No fue sencillo. Y estuvimos nueve meses sin poder salir de la parroquia. Fue un tiempo de gracia en el que toqué de cerca mis limites, mis debilidades, mis miedos y, al mismo tiempo, el Buen Dios me hizo profundizar mi fe, mi esperanza, mi amor por este pueblo.

Tendría tanto que compartir de esos años vividos desde la fe pero no todo puede escribirse, la misión hay que vivirla.

Desde julio de 2008 hasta febrero de 2012 estuve en Kinshasa, dando una mano en la formación de jóvenes misioneros de la Consolata. Fue una etapa distinta, en un país muy distinto y en un contexto completamente diferente. Symphorien, un misionero congoleño, y Fernando, uno colombiano, me ayudaron mucho en ese momento. Yo no me veía en esas lides y ellos me ayudaron a forjarme el cuerpo.

En febrero de 2012 volví al norte de Costa de Marfil. Actualmente me encuentro en una pequeña parroquia, Marandallah, y administro dos centros de salud: en Marandallah y en Dianra Village s/p, a unos 57 km de distancia entre sí, unas dos horas de coche Land Cruiser.

3- Explique por favor cual ha sido su momento mas triste en su experiencia misionera.

El asesinato de Joseph Kolo fue uno de los momentos más tristes de mis primeros años. Fue el 26 de octubre de 2003. Joseph fue uno de los primeros cristianos de Dianra junto con su mujer y toda su familia. En ese tiempo era el presidente de la comunidad y teníamos mucha relación. Joseph no quería que sus hijos hicieran el "poro", el rito de iniciación de los senufo que dura 7 años porque ya eran cristianos. Pero su propia familia no le perdono esa actitud y contrató un tirador para asesinarle. Y así murió dejando a su mujer viuda y al cargo de 7 hijos. Esa noche no dormí nada. Estaba sólo en la misión porque Michael estaba en Kenya de vacaciones con su familia. Pasé toda la noche al lado de Odette, intentando consolarla.

Al día siguiente, la iglesia estaba llena de gente de todas las religiones y confesiones porque querían dar el último adiós a un mártir de la fe.

Los momentos más tristes han sido también los fallecimientos de los niños. Recuerdo especialmente los dos niños que perdió Jacqueline en un espacio de menos de cuatro meses en Dianra en 2003, en plena guerra. Fue muy difícil ser consolación en medio de esa situación.

También el fallecimiento de Maitane, una joven que acompañé en Madrid y que falleció al poco tiempo que yo llegase a Costa de Marfil me marcó y me hizo crecer en resistencia y esperanza.
4- Explique el momento en que ha pasado mas miedo en su experiencia misionera.

Probablemente fue en 2001, antes del incio de la guerra. Llevaba unos diez meses en Dianra y en un viaje, unos asalteadores nos pusieron a tierra durante más de tres horas. Yo no sabía si todo se iba a acabar allí o qué iba a pasar.

Parece mentira pero esta experiencia me ayudó mucho a vivir el tiempo de la guerra y a saber hablar y comportarme con los rebeldes. Hubo muchos momentos de tensión porque decidimos no dar dinero en los controles que ponían los rebeldes y eso implicaba discusiones sin fin, mientras Michael y yo recorríamos las aldeas en bicicleta porque no teníamos dinero para la gasolina de la moto.

A partir de 2007, la situación se normalizó un poco más pero queda en el corazón de Dios todo lo que vivimos al lado de nuestro pueblo. Que yo sepa, fuimos la única misión del norte de Costa de Marfil donde los rebeldes no entraron y, según lo que yo sé, el mérito hay que atribuírselo a la población local que vino a decir que "tocar a los misioneros es como tocarnos a nosotros". Vivimos una comunión con el pueblo que aún hoy es recordada y valorizada.

5- Explique por favor el momento en su vida misionera donde ha visto con mas claridad la accion de Dios [quiza un milagro, o una historia de perdon, o una historia de providencia asombrosa, o una experiencia mistica peculiar].

Cada día veo a Dios en estas tierras. Es muy fácil, muy sencillo porque Dios está omnipresente. Es difícil concebir la vida sin Dios. En la sonrisa de una mujer que está cargada de leña en la cabeza y con un niño en la espalda. Esa sonrisa viene de Dios, viene de una esperanza y de una resistencia increíbles.

Veo a Dios en la fuerza de una familia para sobreponerse al fallecimiento de un hijo o una hija. Es impresionante la fuerza de la fe, el agradecimiento al que viene a darte el pésame quedándose toda la noche bailando en torno al cuerpo que yace y preside al mismo tiempo.

Veo a Dios en la lucha por salir adelante cada día. Con un trabajo esclavo, como es el trabajo del algodón y que aporta muy pocos beneficios pero que aporta el respeto y la dignidad al que lo lleva a cabo.

Veo a Dios en la condición de la mujer, en la confianza de los niños, en la fuerza de los jóvenes, en el respeto a los mayores, en la solidaridad durante los funerales, en la aegría omnipresente, en el agradecimiento y la gratuidad de las visitas, en la fidelidad a la Palabra dada...

Hay que ser miope para no ver a Dios casa día.

Ciertamente, durante la guerra hubo momentos muy singulares. Uno de ellos fue cuando Michael me dijo que nos quedaba dinero para un mes y medio y que después nos tendríamos que ver obligados a huir por Malí porque no tendríamos para llegar hasta Abidjan. A la semana siguiente, yo me fui en bicicleta a una aldea situada a 50 km de Dianra por una pista de tierra. A la vuelta, casi exhausto, vi que tres misioneros de la Consolata del sur habían venido para ver si "estábamos". Fue providencial porque su visita nos permitió quedarnos al lado de nuestro pueblo.

Otra historia pasó en la Pascua de 2003, caundo yo volvía en bicicleta de una aldea situada a unos 27 km después de haber pasado toda una semana allá, casi exhausto de las celebraciones, bautismos, danzas, vigilias, etc. En ese tiempo, todos los cristianos aprovechan para dar su aportación anual a la iglesia. Así que volvía con los carnets de bautismo de todo el mundo y con bastante dinero teniendo en cuenta que estábamos en plena guerra y que todo era muy complicado.

Bueno, pues cuando ya estaba a unos 5 km de Dianra, me di cuenta que el saco en el que llevaba todo eso se había desatado y se había caído por el camino. Así que me vi obligado a dar marcha atrás y regresar a la aldea de donde venía para ver si veía el saco. La búsqueda fue en vano. No vi nada. Llegué a la aldea y yo no podía ni con mi alma y todos estaban desanimados ante lo sucedido porque yo había perdido también el misal que había traducido en senufó.

Me eché a dormir exhausto y, al día siguiente, me puse de nuevo en camino hacia Dianra. Cuando llegué a la misión y conté todo a Michael, cuando terminé, me enseñó mi saco con todo lo que llevaba dentro. Me dijo que un musulmán lo había encontrado por el suelo y que, como vio mi alba, supo que era mío, así que se lo dio a una cristiana de la aldea que lo hizo venir antes de que yo llegara.

6- Viviendo en Africa, ¿cual es su experiencia respecto al tema de la brujeria, lo sobrenatural o la supersticion?l

No se puede hablar de brujería, de sobrenatural y de superstición como si los tres se situaran en el mismo plano. Yo puedo decir que hay cosas que he visto que, para mí, no son fácilmente explicables y que tienen que ver con el misterio o con conocimientos que no están al alcance de todos, sólo de los iniciados.
Es como el que estudia física cuántica y conoce de lo que se trata y otro que no lo ha estudiado. Hay sabiduría que se transmite al interno de organizaciones presentes en estas culturas y a las cuales no todos tienen acceso.
Y esto puede hacerse para incrementar el bien, cuando se trata de dar vida y curar, o para incrementar el mal, cuando se trata de envenenar, por ejemplo.
Houphouët-Boigny decía que en Costa de Marfil 50% eran cristianos, 50% musulmanes y 100% de la religión treadicional. Es una exageración pero muestra la realidad más cotidiana. La fuerza de la religión tradicional está muy presente y creo que en muchos casos configura mucho más a las personas que las religiones importadas como el Islam o el Cristianismo.

Otro asunto distinto son los "charlatanes", personas dedicadas a conocer el futuro o a hacer que se hagan realidad los deseos de las personas que vienen a ellos. He encontrado mucha incredulidad respecto a la eficacia y honestidad de estas personas pero, sin embargo, siguen teniendo un gran éxito sobretodo entre las personas más cercanas a la religión tradicional. Me recuerdan a la fila de mesas que yo encontraba en el Retiro en los años 90 de personas que iban a consultar "su vida". No sé si eso está todavía en boga pero aquí es algo parecido pero vivido más en el secreto de la noche y del miedo.

7- Cual es su experiencia en Africa respecto al perdon: ¿sus feligreses tienen una cultura del ojo por ojo, o mecanismos para gestionar el perdón y la reconciliacion? ¿Como afecta la cultura y la religion tradicional este tema tan importante?

El perdón es una palabra demasiado utilizada en Costa de Marfil. Tiene una dimensión de respeto hacia el ofendido y de disculpa. No me gusta. Para ser sinceros, me gustaría proclamar un año de no utilización de esta palabra para que encontráramos otras formas de ir a la raíz del perdón y la reconciliación.

El II Sínodo de los Obispos de África nos ha pedido que profundicemos las formas tradicionales de perdón y reconciliación. Entre los Senufó esto se hace sobretodo a través de la palabra, la exteriorización de lo vivido en presencia de la comunidad, el respeto y la escucha de los mayores de la comunidad y desde la aceptación pública de los males causados.

Puede haber situaciones en las que se exige que una comida sea organizada entre las partes en litigio para alcanzar la reconciliación. Estas acciones recuerdan  a las comidas de Jesús con "pecadores y publicanos" que tanto escandalizaron a los "miembros de de la pureza judía". Y, podrían actualizarse plenamente en una visión y acción eucarística donde la comunión de la comunidad-familia de Dios, tiene una plaza singular.

Quizá el pecado capital en esta zona sea la envidia. Parece que a uno le siente mal que el otro progrese en la vida y le vaya bien. Esto está muy enraizado por acá y, la verdad, me cabrea mucho cuando lo percibo porque mi padre siempre me enseñó que su mayor alegría era que yo pudiera llegar un poco más lejos que él.

Y lo más curioso es que cuando uno traduce etimológicamente la palabra senufó "envidia" uno se da cuenta que expresa que "me fastidia que te vaya bien". ¡Es muy fuerte!

8- A un joven o una joven que se plantea la vocacion misionera, ¿que le diria usted?

Que se lo pensara dos veces.

No, en serio, esto de la vida misionera para toda la vida es muy bonito si uno siente que está "en su lugar en el mundo" pero si uno sólo hacer algo por los demás es mejor que entre en una ONG o en algún organismo de cooperación.
Aquí yo vivo apoyado en tres pilares (lógico para un maño, ¿no?): Dios, la comunidad y los pobres.
Esos tres pilares me sostienen pero si uno de los tres falla, el trípode no sujeta y uno se cae.
La vocación misionera se fragua en la soledad del cotidiano vivida codo a codo con la gente sencilla.
Soledad porque hay muchos sentimientos que uno vive que son difíciles de comunicar porque partimos de horizontes culturales distintos. Sí, yo ya llevo más de doce años por acá, hablo la lengua local... pero hay distancias que no se pueden salvar.
La misión es cotidiana, no se trata de hazañas misionera ni de superhombres o supermujeres, no la misión es tan cotidiana como la vida de cualquier español o española,
Y la misión es siempre "misión con" el otro, es estar a su lado, es salir de uno mismo e ir al encuentro del otro para, agachándose, ayudarle al otro a levantarse, a la imagen de Jesús con la mujer pecadora. Sí, desde la altura del otro, uno es más amado y tenido en cuenta. La misión es kénosis, es despojarse de todo lo que uno alcance, para que el otro adquiera la plena dignidad de ser imagen de Dios, semejanza del Padre.

No se trata tanto de bautizos y conversiones como de compartir la fe del evangelio que da vida y vida en abundancia. Y dar vida es hacer todo lo posible para que la existencia sea más digna, más propia de toda vocación humana.

9- Explique brevemente cual es su ministerio actual [diga su poblacion, diocesis, numero de feligreses atendidos, porcentaje de cristianos en la zona]. Diga a que se dedica, y en que le pueden ayudar los donativos del Domund.

Actualmente, como ya dije, vivo en un radio de unos 60 km entre Marandallah y Dianra Village s/p, en la diócesis de Odienné, a unos 525 km de la capital económica de Costa de Marfil, en el noroeste de Costa de Marfil.
El 70% de nuestra zona es musulmán, el 25% sigue la religión tradicional y un 5% es cristiano. Y dentro de este grupo el número de baptistas es ligeramente superior al número de católicos. Por eso, nuestras parroquias y comunidades cristianas son pequeñas. El número de bautizados de Marandallah no creo que llegue a 100. Y los catecúmenos serán otros 100. Luego están los "simpatizantes", los que prueban, que serán quizá también unos 100.
En Dianra Village, los números son un poco más altos porque la zona está más poblada pero no creo que lleguen a 1000 todos los grupos sumados.

Así, la presencia de los misioneros de la Consolata en el norte de Costa de Marfil está volcada en siete áreas principales: el diálogo con las personas de otras religiones; la salud, a través dos centros de salud; la alfabetización y el apoyo escolar; la promoción de la mujer a través los microcréditos; las visitas a las aldeas donde nadie todavía ha compartido la fe cristiana, la pastoral parroquial ordinaria y la promoción de la juventud a través la formación de apicultores.

Yo tengo un blog en el que pongo fotos y escribo lo que voy viviendo.
La dirección es: www.koronacotedivoire.blogspot.com

En twitter se me puede encontrar en @koronacote

Como podéis constatar "koroná" aparece en estas dos direcciones. La explicación es muy sencilla. "Koroná" es el nombre senufó que me dieron en Dianra y que me acompaña hasta hoy, quiere decir...
"¡Quédate!"

Gracias por haber aguantado hasta el final. Cuando me pongo a escribir soy un poco pesadico.

Abrazos y besos desde una fe vivida y compartida en ese Jesús que nos ha mostrado que otro mundo es posible con un poco de fe, de esperanza y de amor.

Unidos en la Mesa de la Palabra, del Pan y de los Pobres.

Koroná.